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martes, 3 de junio de 2014

LA BUENA MEMORIA (II)

Para Paloma Navarro, a quien hace tiempo prometí contarle lo que ellos piensan de ella y solo cumplí en formato breve.


(Imagen tomada de www.depeces.com)

RECUERDOS


Hay un momento del día que es el que más nos gusta a Yan y a mí. Tiene lugar alrededor de las once y sabemos que está a punto de llegar porque Paloma, de pronto, da un brinco en el sofá, apaga el televisor (o cierra el libro), se levanta y sale del salón. Entonces la sentimos trajinar por toda la casa, del salón al dormitorio, del dormitorio al baño, del baño al recibidor, del recibidor a la cocina, para terminar el recorrido donde lo empezó, en el salón, asegurándose de que las cortinas están echadas y de que no queda ninguna luz encendida. Justo antes de apagar la nuestra, nos mira, sonríe, y nos desea buenas noches. 
Y es entonces cuando Yan y yo nos vamos a nuestro rincón favorito y, relajados y satisfechos, charlamos un rato antes de dormir. Puesto que la vida que llevamos es tranquila y sin sobresaltos, nuestro principal tema de conversación suelen ser los recuerdos: el transcurso de nuestra existencia, nuestras experiencias, lo que nos ha ocurrido hasta que hemos llegado aquí. De nuestra infancia, por ejemplo, ni Yan ni yo recordamos gran cosa, tan solo una sensación de amplitud que a veces resultaba agradable pero otras, la mayoría, muy inquietante. Dado que, además, no tenemos padres a los que echar de menos, nunca hemos lamentado haberla dejado atrás. Un poco más nítido es el recuerdo de lo que hemos dado en llamar “La época de los pequeños viajes”. Fue un tiempo, corto en comparación con otras etapas de nuestra vida pero rico en acontecimientos, en que el destino nos llevó de un lugar a otro sin que pareciera que ninguno de ellos fuera el definitivo. Viajamos por medio mundo, hicimos amigos tan fugaces como breve era nuestra estancia, y con cada nuevo desplazamiento nos preguntábamos qué futuro tendría preparado Maui para nosotros. En los momentos de más incertidumbre, lo invocábamos, rogándole que nos procurara una vida tranquila, sin enemigos, junto a alguien amable.
Todo parece indicar que nuestras peticiones llegaron hasta él porque, tras un largo viaje, fuimos a dar con nuestro esqueleto al inmenso habitáculo de la tienda del Jardín Zoológico y allí, al poco tiempo, nos encontró Paloma.
Paloma también es un tema habitual en nuestras conversaciones. Desde que nos descubrió y nos miró con sus hermosos ojos, abiertos por el asombro, se convirtió en el centro de nuestras vidas. Supimos que nos había escogido y que Maui había escuchado nuestras oraciones. Nunca habríamos podido imaginar algo mejor que vivir con ella. Más que quereros, nos adora; más que cuidarnos, nos mima. Es como una adorable hermana mayor, siempre pendiente de nosotros. Mantiene nuestro entorno limpio y a la temperatura adecuada, nos habla todos los días y nos alimenta con larvas de mosquito, camarones y lombrices Tubifex. ¿Qué más podemos pedir? Así que no me extraña que la frase favorita de Yan sea “Hemos tenido mucha suerte, Yin”.
Para corresponder a sus cuidados, nosotros procuramos mostrarnos felices cuando se acerca. Gesticulamos, agitamos las aletas y hacemos piruetas para que vea nuestro contento. Y, sobre todo, cada noche recordamos con gratitud el momento en que decidió quedarse con nosotros.

Ahora que lo pienso… ¿a quién se le ocurriría esa tontería de los nueve segundos?




6 comentarios:

  1. Es lo que tiene recordar en un ambiente acuático, te encuentras con Vichoff y nos traduce hasta los pensamientos piscícolas, que por algo es única para relatar las historias más sorprendentes.
    Besos para esta traductora tan genial.

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    1. En algo se tiene que notar que soy nativa de Acuario, Rosa preciosa.
      :-)
      Un abrazo enorme.

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  2. Muchas gracias guapa!!!! Mira, se me han saltado hasta las lágrimas, oye!

    Me ha encantado. A mí también me gustaría, a veces, tener memoria píscicola y selectiva, que hay cosas que es mejor que se queden en la noche de los tiempos y no aparezcan más. Pero qué le vamos a hacer! Mientras mis peces sean felices, pues bien. A veces como Piscis que soy, saltaría dentro del acuario, no te creas.

    Un beso con burbuja.

    Paloma.

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    1. De nada, cariño, ha sido un placer.
      Y que conste que no me he inventado nada, ¿eh?, todo, todo, me lo han contado ellos.
      Un abrazo enorme.

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  3. (Perdón por el acento de piscícola, puesto donde no es jajajajjaa. Es que tengo un teclado inglés y me vuelvo tarumba con los acentos, los signos de exclamación, la eñes ….. )

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  4. ¿Acuario? ¡Humm! Tengo buenos recuerdos de acuarianas, ahora comprendo por qué nadas tan bien entre las aguas creativas, aunque no tenga un aquarium.
    Besitos sin ventosas.

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